“Hay un deporte en esto”, pensó Jorge Gotar un día que, como él describió, se aburrió del gimnasio y se fue al parque 9 de Julio con un amigo. En ese pulmón verde tucumano situado a pocas cuadras del microcentro se topó con las pistas de la salud, algunas más enteras que otras. En la que está en la continuación de calle Corrientes encontró lo que terminaría siendo su pasión. “Vi las barras y, en Facebook, videos… ‘Huy, yo quiero hacer eso’, dije”, recordó Jorge. Así descubrió la calistenia y lo hizo de la forma más moderna. La calistenia, en su forma actual, también se la conoce como Street Workout, y se vale de todo lo urbano para su práctica. Entre esos elementos están las barras, esas que se pueden ver en el parque 9 de Julio que probablemente no hayan sido puestas para hacer esta práctica, sino por otras razones, siempre vinculadas a la actividad física.
Jorge empezó a ir todos los días al parque. “Iba tipo tres de la tarde y volvía a las 11 de la noche. No me importaba si hacía frío o calor, o si llovía. Yo le metía todos los días”, recordó. Para el joven de 22 años, la calistenia es más que una actividad física. “Se ha convertido en mi estilo de vida”, certificó.
Pedro Bazán tiene un sentimiento parecido al de Gotar. “Me apasioné”, no duda en reconocer el profesor de Educación Física. A diferencia de Gotar, Bazán conoció la calistenia por cuestiones de entrenamiento. “Soy ex jugador de rugby de Los Tarcos. Cuando me recibí, viajé a Brasil donde trabajé como entrenador en varios proyectos. Luego se da la oportunidad de ir a Inglaterra a jugar al rugby y hacer algunos cursos. Conocí el crossfit y me gustaba mucho lo que proponía porque involucraba ejercicios de levantamiento de pesas. Pero investigando sobre esto empecé a encontrarme con videos de calistenia y comencé a aplicarla en mi vida como método de entrenamiento, a estudiarla e investigarla”, comentó Bazán.
La calistenia es un sistema de ejercicios que utiliza el propio peso corporal, que funciona como resistencia. En las culturas antiguas, con su práctica se buscaba la belleza y la gracia para el cuerpo. En la actualidad, la meta sigue siendo la misma y basta con ver los cuerpos de los calisténicos para saber que el método funciona para esa finalidad.
Los grupos musculares están visiblemente marcados en los que realizan las prácticas. Cada músculo se contrae con los movimientos calculados para que eso ocurra específicamente.
En la provincia son pocos los espacios que cuentan con los equipamientos calisténicos adecuados para entrenar. Bazán, que tiene un centro de entrenamiento para la salud y el rendimiento, tiene estructuras para poder enseñar esta disciplina, pero como buen calisténico quiere un parque como hay en otras ciudades del mundo. “Traté de presentar un proyecto para que se creen parques calisténicos en los espacios verdes de la provincia”, comentó Bazán. “No tener un parque nos complica completarnos como atletas”, explicó Emmanuel Nieva. Es uno de los que formó junto a Gotar el grupo del parque 9 de Julio “Generación Activa” y, como Bazán, también desea tener los elementos adecuados para algún día poder competir en los torneos que, aunque pocos, se hacen en provincias como Buenos Aires y Córdoba. “Competí tres veces fuera de la provincia. En otros lados hay más interés. Me pareció increíble lo que genera la calistenia en esos lugares. Aquí todos nos deberíamos poner más las pilas”, anheló Gotar.